Stranger Things: jugando con la melancolía

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Pues no. Revisad una película que consideréis un clásico de los 80 y veréis como muy pocas aguantan el paso de los años. Ponedle la «Posesión infernal» de Sam Raimi a un adolescente y se reirá donde nosotros temblábamos. Stranger things es una puesta al día de lo mejor de aquellas películas de sobremesa que todos llevamos en el subconsciente, pero sin caer en el remake, ni en la enumeración de tópicos ochenteros. La historia está puesta al día para las nuevas generaciones y repleta de referentes para el deleite de los más granaditos. Algunos explícitos, como los pósters colgados en las habitaciones de los protagonistas y otros más sutiles: una melodía, una situación.

La ambientación de la serie es excelente y la banda sonora merece una lista de Spotify, por no hablar de los sencillos y geniales títulos de crédito: toda una declaración de intenciones. La historia tiene algunas lagunas y algunas tramas de difícil digestión. Pero, en general, sale airosa gracias a los niños protagonistas y a algún protagonista (me quedo con el hermano del desaparecido y con el sheriff en horas bajas). La narración se entorpece en algunos episodios y se acelera demasiado al final, pero en general los 10 episodios le dan una extensión ideal. Parece que este número se está convirtiendo en un estándar para las temporadas de las series de NetFlix y HBO: Juego de tronos, Narcos, Better Call Saul, etc.

Los que la vean en versión original pueden omitir este párrafo, al resto de los profanos, una duda personal: ¿es cosa mía o también os da especial grima la voz que dobla a Lucas?

Manías particulares a un lado, lo peor de la serie es que el fenómeno que ha generado cree unas expectativas demasiado altas en los espectadores. La mejor forma de degustarla sería por sorpresa, como esas películas que nos sorprendían en un canal secundario y nos mantenían enganchados a la televisión hasta altas horas de la madrugada.

PD: si buscáis algo parecido de los directores de la serie, los Duffer Brothers, han escrito algunos epidosios de la primera temporada de Wayllard Pines (cuando todavía tenía algo de gancho) y han dirigido el largo Hidden, que aunque resulta interesante, poco tiene que ver con el estilo de Stranger Things.

 

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Mi experiencia con la autoedición (IV): el libro electrónico

amazon-kdp-grUna vez lista la versión en papel, el siguiente paso lógico es preparar la versión en tinta electrónica. Create Space nos permite automatizar la publicación en Kindle Direct Publishing (KDP), pero si hemos optado por maquetar nuestra novela con InDesign, la plataforma sólo cuenta con nuestro PDF para su publicación electrónica. Ya sabréis que éste no es un formato óptimo para su lectura en eBooks, así que la opción que nos queda es publicarlo nosotros mismos de forma alternativa.

Correcciones en paralelo
Mientras os explicaba el proceso de edición de la versión en papel, os comenté que era importante introducir las correcciones que surgieran tanto en InDesign como en Word, aunque esto fuera un poco laborioso. Si no hemos realizado la doble corrección y nuestro archivo de Word no está todo lo pulido que podría estarlo, ahora es el momento de hacerlo porque éste será el formato que utilizaremos.

Registro en KDP
No entraré en detalle, tan sólo tenéis que entrar en Kindle Direct Publishing y seguir los pasos que os indican. Si tenéis cuenta en Amazon podéis utilizarla. Con un poco de sentido común lo completareis rápidamente. Algunos pasos, como el formulario para reducir los impuestos es igual que en Create Space (si no lo recordáis aquí tenéis el tutorial). Otros, como la descripción, sinopsis, portada, categorías, etc. ya los tendréis elaborados si habéis completado la edición en papel. Podéis aprovechar lo mismo, pero en el caso de la portada tened en cuenta que en un listado de libros, la imagen aparecerá muy reducida, quizás os interese simplificarla un poco o aumentar la tipografía para que la miniatura quede más atractiva. Si tenéis alguna duda respecto al formulario podéis consultar este blog. Una vez completado, llegareis a la opción de colgar vuestro archivo de texto. Unas consideraciones antes de hacerlo.

El documento
KDP acepta varios formatos a la hora de enviarle el contenido de nuestro eBook: doc, docx, html, PDF, epuf, txt, rtf, etc. La plataforma se encarga de convertirlos y nos muestra una previsualización. Incluso podemos descargarla en formato MOBI (la propia de Kindle). ¿Qué formato escoger? Ya hemos comentado que el PDF queda descartado. La opción más profesional, tal como nos recomiendan en muchos blogs, es utilizar un editor de libros electrónicos como Mobipocket Creator y crear un epub. Yo lo intenté y no me gustó ni la interfaz del programa, ni el resultado. Vamos a ver, la principal diferencia entre colgar un documento word o un archivo de eBook específico es la Tabla de contenidos, un índice propio de los eBooks que facilitará el acceso de los lectores a los contenidos. Si asumimos que nuestros lectores no van a leer nuestro libro de forma cronológica, por ejemplo si se trata de una guía de restaurantes o un libro de consulta, podéis pelearos con el programa. Si lo que queremos publicar es una novela, podemos crear un índice de forma muy simple con Word y ahorrarnos dolores de cabeza. En el fondo, no creo que nadie acceda al índice de una novela para navegar por los episodios. Simplemente empieza por el principio y salta de uno a otro. Así que yo opté por incluirlo al final del libro y con enlaces que permitieran la navegación. Ara os explicaré de forma muy sencilla cómo podéis hacerlo.

Crear un índice de forma fácil en Word para nuestro eBook
Es tan sencillo cómo introducir un Marcador al principio de cada capítulo, con un nombre como «Capítulo 1» y después crear un índice al principio o al final del libro, dónde, en lugar de páginas, creamos enlaces al marcador correspondiente.

indice facil con word para kdpPara hacerlo seleccionamos el número o el capítulo del índice, le damos a Hipervínculo > Lugar de este documento > Marcadores y clic en el nombre que le hayamos dado. Listo.

Si tenéis muchos capítulos puede ser un poco laborioso pero no más que crear una tabla de contenidos en Word o Mobipocket Creator. Por lo menos lo fue para mí.

Una vez colgueis el archivo .doc o .docx en KDP podréis probar si los enlaces funcionan. Existen varias formas para verificar que todo esté correcto.

Verificar nuestro eBook
Podéis hacerlo directamente en la web con la opción «Preview book» o bien descargar la previsualización en formato .mobi y visualizarla con el programa Kindle Previewer o, como hice yo, cargarlo en nuestro Kindle. Yo tuve algún problema que no visualicé hasta abrirlo con mi propio lector. Lo solucioné fácilmente.

Algo a tener en cuenta: el peso del archivo. KDP nos cobrará, según el sistema de regalías por el que optemos, una pequeña tasa por mega que descarguen nuestros lectores de sus servidores. Así que nos interesa optimizar bastante el tamaño del archivo. Si se utiliza el Mobipocket Creator se consigue un peso un tanto menor, si optamos por colgar el Word, la única forma de reducir el tamaño es bajar un poco la calidad de la portada. Yo lo hice y pase de 3 Mb a menos de 2 Mb. Este detalle nos lleva a uno de los siguientes aspectos a decidir: Derechos y precios.

El paso 2 de KDP
Una vez tengamos listo nuestro libro hay que decidir qué precio le ponemos y a qué porcentaje de regalías nos acogemos. ¿Me preguntarán si quiero un 35% o un 70% de los beneficios? ¿En serio? Pues sí. Aquí tenéis toda la información al respecto, pero si queréis un resumen rápido, lo que nos dicen es que si queremos un 70% no podemos ponerle un precio inferior a los 2,99 dólares. Hay algunos detalles menores, cómo que si vendemos en algunos países concretos sólo obtendremos un 35% o que si optamos por el 35% no nos cobraran tasas por mega transferido. Una tontería. Y más si tenemos en cuenta de que si nos apuntamos a KDP Select podemos crear promociones y poner nuestro eBook a 0,99 si nos apetece. Pero ¿qué eso del KDP Select?

Promociones a cambio de exclusividad
Amazon se quiere asegurar de tener nuestro eBook de forma exclusiva, por lo menos durante 90 días. Si nos incribimos en KDP Select, nos comprometemos a no publicarlo en otra plataforma durante tres meses, a cambio tenemos una serie de herramientas de promoción. Podéis conocerlas aquí. Tampoco es que sean una maravilla pero podéis probar y si no os funciona, tras esos 90 meses, utilizar otras plataformas de venta.

Una vez decidamos el precio, los porcentajes y si nos interesa KDP select, ya podemos publicar nuestro eBook. Aparecerá en Amazon en menos de 24 horas y, si ya hemos publicado la versión papel con Create Space, en un par de días la versión papel y la electrónica aparecerán como un mismo producto con dos versiones.

amazon hazte el muerto

Hace menos de un mes que publiqué el mío, ahora es tiempo de promoción y de pensar en el siguiente. En unos meses os contaré que tal ha ido todo. Mientras tanto, espero que mi experiencia os sirva de utilidad. No dudéis en comentar o contactar por si os puedo ayudar.

Saludos y suerte!

Mi experiencia con la autoedición (III): la maquetación

François Truffaut dijo una vez refiriéndose al cine de ‎Alfred Hitchcock que en sus historias «la forma no adorna el contenido, lo crea». En la literatura el principio de que «la forma es el mensaje» no es tan acentuado, pero lo que está claro es que por muy buena que sea nuestra novela, si no cuidamos su forma perderemos a muchos lectores. Así que, ahora que tenemos nuestro original corregido y pulido, vamos a darle forma.

books-441866_960_720El tamaño
Una vez nos registremos como usuarios en Create Space y rellenemos los datos básicos de nuestro libro, tendremos que decidir el tamaño por el que optaremos. Aquí os dejo un enlace de los tamaños que nos ofrecen. Yo opté por uno de los tamaños estándar americanos el 6″ x 9″ (5,24 x 22,86 cm). Es un poco más grande de lo que estamos acostumbrados: es el tamaño de El Código Da Vinci editado por Umbriel, si lo tenéis por casa os podéis hacer una idea. Mi libro tenía unas 400 páginas, así que me decanté por páginas grandes para no terminar con un tomo de enciclopedia entre las manos. Escoged el que queráis, mirad libros que tengáis en casa para comparar y tened en cuenta que algunos formatos presentan después limitaciones en cuanto a la distribución.

La plantilla de word
Una vez tengáis un tamaño, podéis descargaros una plantilla de word con las medidas de las páginas, márgenes, tipografías y estilos. Yo formateé mi novela con los estilos de esta plantilla y la maqueté siguiendo cuatro consejos básicos: ojo con las huérfanas y las viudas, los finales de línea con menos de 6 caracteres, páginas en blanco de cortesía, portadillas, página de derechos, etc. Os dejo una entrada del blog Sin borrones de Carmen Martínez Jimeno que lo sintetiza todo muy bien. Esto os llevara unas cuantas horas (por no decir días), así que antes de hacerlo, escuchad mi consejo. Yo perdí unos días formateando la novela sobre la plantilla y una vez tuve mi word lo subí con ilusión a Create Space y tras unos minutos de carga y procesado, pude ver una previsualización de cómo iba a quedar la impresión. Ellos lo llaman «Interior reviewing» y te enseña, de forma muy exacta cómo quedará. La sorpresa es que del word a la previsualización, había mil cambios. No es que el resultado fuera malo, pero no era el que yo había maquetado. Se escapaban saltos de línea, de página, alguna palabra mal separada, etcétera, etcétera. Para un acabado final fiel a nuestra maquetación, la única vía es trabajar con un PDF. Yo opté por volver a maquetarlo todo con un Adobe InDesgin.

Mi plantilla de InDesign
Del mismo modo que nos habían dado una plantilla para word, busqué una para InDesign. No la encontré. Así que preparé un documento con las medidas y márgenes estipulados y importé en ella el documento word con el contenido y los estilos. Os dejo aquí una plantilla de Indesign  para una publicación de 6″ x 9″ y unas 400 páginas. Los márgenes interiores son más amplios que los que recomiendan porque cuando vi las pruebas de impresión noté que se necesitaban. La tipografía que utilizo es la Garamond de 12 puntos. No os recomiendo que la hagáis más pequeña: yo opté por los 11 puntos en las primeras pruebas de impresión y no era un tamaño agradable de leer. Tampoco os recomiendo que pongáis unos tamaños mucho más grandes mucho más grandes si tenéis muchas páginas, porque Create Space cobra un plus por cada página de tu libro. Por ejemplo, una copia para el autor de un libro de 100 páginas de este tamaño saldría por 2,15 dólares, mientras que uno de 400 saldría por 5,65 dólares. Algunas tipografías se leen mejor o ocupan menos espacio. Aquí os dejo de nuevo un excelente post de Mariana Eguaras que os puede ayudar a decidiros.

La maquetación os llevará también unos días de trabajo. Os costará más que con word pero podéis estar tranquilos de que lo que veáis en pantalla será lo que salga impreso. Además, contareis con herramientas como el interletrado (kerning) que os serán de mucha utilidad. tampoco abuséis de él. Una vez terminéis, exportad un PDF de Calidad de Impresión y podéis colgarlo a Create Space para analizarlo con el «Interior reviewing». Ahora sí, el acabado será el mismo que hayamos maquetado.

La portada
Una vez subido el interior, el siguiente paso es crear una portada atractiva. Create Space ofrece un asistente automático para hacerlo pero también puedes tirar de Photoshop y hacer algo más digno. Es importante que tengas en cuenta el tamaño del lomo de tu libro. El sistema te permite descargar una plantilla en PDF (o PNG) con los tamaños de sangrado y la anchura del lomo en función del número de páginas de tu libro. También hay que dejar un espacio en la parte inferior derecha de la contraportada para el código de barras. En la plantilla está todo especificado. Si domináis el Photoshop, adelante. Si no, buscad a alguien que pueda echaros un cable y si no, tirad de asistente. Uno de los aspectos negativos de esta plataforma de edición es que no permite hacer solapas, pero no se puede tener todo.

También tendréis que decidir si queréis el acabado brillo o mate. En el mundo anglosajón se utiliza bastante en acabado mate, yo quise ver qué tal le iba a mi portada y, una vez aprobaron mis archivos en Create Space (tardan menos de 24 horas en hacerlo), pedí una prueba de impresión.

Las pruebas de impresión
Podéis aprobar el proyecto sin realizar las pruebas de impresión, pero no os lo recomiendo. Personalmente, cuando vi el acabado mate de la portada me quedé un poco decepcionado. Aproveché la prueba de impresión para hacer una nueva corrección. En realidad, pedí dos ejemplares de prueba y la corrección más profunda la hizo mi mujer. Los costes de las copias son muy baratos, comparados con los gastos de envío. El transporte urgente desde Estados Unidos sale un poco caro, pero llega en dos o tres días, en cambio el normal puede tardar hasta un mes en llegar. Vosotros decidís.

Las correcciones sacaron a la luz nuevos errores. Los introduje tanto en InDesign, cómo en Word (después os explicaré). También aumenté la tipografía, como os dije antes, cambié el acabado de la portada e incluso el título de la novela. Tras verificar los archivos, pedí dos nuevas pruebas de impresión.

Esta vez el acabado fue genial. Tan sólo añadí un par de cambios y aprobé la publicación de la novela. Mi cachorrito estaba listo para salir a la calle.

En el siguiente post os explico cómo edité la copia para Kindle.

Mi experiencia con la autoedición (II): la preparación

Create Space es una empresa asociada de Amazon especializada en impresión bajo demanda y podéis gestionarlo todo por internet, eso sí, en inglés. Aunque tranquilos, hay tutoriales muy completos que os enlazaré que os explican qué hacer paso a paso. Más que una guía, considerad esta entrada una recopilación de los tutoriales que yo utilicé. Pero antes de llegar a ella, hay un par de pasos previos muy importantes: corregir y registrar.

70 trucos paraLa corrección
El primer paso antes de publicar es asumir que vuestro manuscrito es impublicable tal como está. La editorial de mi primera novela publicó el manuscrito tal cual se lo envié para que lo valoraran, sin corregirlo y sin darme la opción de que yo lo hiciera. Ver faltas de ortografía y erratas en un libro que lleva tu nombre es algo horrible. Quieres enseñarle tu novela a todo el mundo pero a la vez te avergüenza que lo hagan. Si no queráis sonrojaros deberéis repasar vuestra novela entera dos o tres veces como mínimo. Os recomiendo que antes de hacerlo le echéis un vistazo a este libro 70 trucos para sacarle brillo a tu novela: Corrección básica para escritores, de Gabriella Campbell. Después armaros de paciencia, sacadle jugo al corrector del word, al diccionario de la RAE y si tenéis alguna duda no dudéis en utilizar su servicio de consultas lingüísticas, es gratis (eso sí, antes tirad de google).

Una vez que tengáis un documento de word bien corregido y lo hayais pasado por los amables ojos de vuestros lectores cero, es el momento de pasar al siguiente paso.

Registrar la obra
Parece una obviedad. Seguro que ya sabéis de qué va el tema, pero es no olvidéis pasaros por vuestra Oficina del Registro de la Propiedad Intelectual más cercana con una copia de la novela. Rellenareis un formulario, pagareis una tasa y os quedareis más tranquilos. No es obligatorio y si lo preferís, existe una plataforma digital que presta un servicio similar SafeCreative. No es el método oficial pero más cómodo es.

Hecho esto, ya podemos entrar en Create Space.

create spaceRegistrarnos en Create Space
Como en cualquier plataforma, lo primero que tendremos que hacer será registrar un usuario, verificar nuestro mail, etc… Aquí tenéis un tutorial que os explica cómo hacerlo paso a paso.

Una parte importante es la de los impuestos. Create Space es una empresa americana y, por tanto, si pagamos los impuestos en Estados Unidos deberemos descontar de nuestros ingresos el 30% de todo lo que ganemos. Sin embargo, si rellenamos un formulario online y nos identificamos como españolitos que pagamos los impuestos en nuestro país, sólo pagaremos un 5% al estado. Antes se necesitaba realizar llamadas o enviar faxes, pero ahora con nuestro DNI y llenando un formulario es suficiente. Aquí os lo dejo explicado porque es un proceso muy oficial y esta todo en inglés (sirve para Create Space y para Kindle Direct Publishing).

También tendremos que decidir cómo queremos recibir las regalías: directamente en nuestra cuenta cada mes a 60 días y si llegamos al mínimo; o bien, con un cheque con un mínimo de 100 dólares.

El ISBN y el depósito legal
Create Space nos puede asignar un ISBN gratuito pero también lo podemos comprar nosotros mismos en la Agencia Española del ISBN por 45€. ¿Por qué pagar si lo podemos conseguir gratis? Valentina Truneanu nos lo explica muy bien en su blog. Yo opté por pagar pero no sé si volvería a hacerlo… Respecto al depósito legal, los libros de impresión bajo demanda no están obligados a hacerlo.

Ya lo tenéis todo preparado para empezar a maquetar. Os explico cómo lo hice en el siguiente post.

Mi experiencia con la autoedición (I): la decisión

He decidido escribir este post por si mi experiencia puede ayudar a otros escritores que estén indecisos entre buscar editor o autoeditarse. Os explicaré porque opté por editarme a mí mismo, qué me ayudó a decidirme, cómo lo hice y cómo resultó la experiencia.

libro la piel 3dPubliqué mi primera novela con una editorial tradicional. Tuve la suerte de que confiaran en mí, vi mi novela publicada y con presencia física en algunas librerías pero la experiencia terminó siendo un poco agridulce (por respeto, omitiré los detalles). Cuando terminé el borrador de mi segunda novela un par de editoriales se mostraron interesadas en ella, pero no me terminaron de convencer (aunque fueron honestas en cuanto a condiciones y plazos). Así que, para mi segunda novela,  decidí tener el control absoluto de la publicación aunque eso supusiera meses de trabajo extra.

Os dejó aquí una tabla comparativa que me ayudó a decidirme.

Plataformas de autoedición
(Create Space)
Pequeñas editoriales
(o coedición)
Grandes Editoriales (método tradicional)
Publicación física
(impresión bajo demanda)
Edición digital Sí / No
(algunas no lo contemplan)
Distribución en librerías Relativa
(bajo encargo)

(pero limitada)
Corrección No No

 

Maquetación No
Diseño Portada No
Promoción No Relativa
Registro ISBN
Decidir precio No No
Regalías autor (aprox.) 40% 10% 10%
Control de ventas
(absoluto)

(en teoría)
Inversión por parte del autor

 

Mínima
(pruebas de impresión)
Relativa
(coedición encubierta)*
No

*Algunas editoriales no te piden que inviertas en la publicación de tu obra pero te piden que vendas una cantidad mínima de ejemplares el día de la presentación. Si no los alcanzas la novela no se distribuye. No estoy en contra, siempre que lo dejen muy claro al autor, como fue en mi caso.

La distribución
hazte el muerto 3D v8Bajo mi criterio, la diferencia fundamental entre la autoedición y la publicación con editoriales pequeñas es la distribución. Es muy difícil tener presencia física en las tiendas. En mi caso, calculo que mi primera editorial distribuyó unas 50 copias por toda España (1). EN alguna librería, donde por promoción vendí algo más de lo habitual, reservó algunos libros extra para su stock. Pese a la poca visibilidad que tuve, es cierto que en casi todas las librerías se podía reservar bajo encargo. Si optáis por la autoedición, los lectores que os quieran comprar en tienda podrán hacerlo pero bajo encargo. Si tenéis cierto éxito en algunas zonas, quizás el librero encargue algún ejemplar extra y lo deje en stock. Y si queréis invertir un poco de tiempo en ello, siempre podéis encargaros vosotros mismos de contactar con las librerías de vuestra zona y dejar algunas copias en depósito si aceptan.

La edición
La segunda diferencia que encuentro es el trabajo que supone corregir, editar, maquetar y diseñar la portada. No es difícil hacerlo pero sí laborioso, contad con que le tendréis que dedicarle unos dos meses de trabajo. Si queréis obtener un resultado digno tendréis que tener mucha paciencia y tener nociones de maquetación y Photoshop (o tener un amigo que os eche un cable). Si no queréis invertir tanto tiempo o preserís que un profesional lo haga por vosotros, siempre podéis contratar a alguien. Tengo un amigo que optó por hacerlo con El Circulo Rojo y que está muy contento con el resultado. Existen varias editoriales de autoedición que os pueden ayudar. También os recomiendo especialmente la consultoría de Mariana Eguaras que además de aceptar encargos de autores novel publica un blog muy completo que me ayudó en más de una ocasión.

La decisión final
Lo ideal es que una gran editorial apueste por vuestra obra: os podréis dedicar a escribir y olvidaros del resto. También hay pequeñas editoriales que hacen un gran trabajo pero andad con ojo. Si se interesan por vuestra obra no os dejéis cegar por la ilusión de ver vuestro trabajo publicado y analizad muy bien las condiciones que os proponen. Buscad en internet opiniones y experiencias sobre la editorial, os ahorrareis decepciones. No se trata de publicar de cualquier manera y de vender por vender, sino de estar satisfechos con vuestro trabajo una vez lo tengáis en las manos. Aunque sólo la lean unos pocos, esa novela llevará vuestro nombre en la portada. Una vez publicada tenéis que estar orgullosos de ella.

Si no os convence ninguna oferta y os decidís, como yo, por invertir vuestro tiempo en asumir todos las fases de la publicación, a día de hoy (2) y en mi opinión, la plataforma para hacerlo es Create Space.

¿Queréis saber cómo lo hice yo? Leed la siguiente entrada.


  1. La editorial no me facilitó esta información, así que me baso en los datos de una de las empresas distribuidoras con las que trabajaba mi editorial y que reflejaba la ubicación de tus libros en diferentes librerías.
  2. Existen otras plataformas similares, si queréis conocer que ofrecen unas y otras podéis verlo aquí.

Black Sails, una buena serie que hace agua a ratos

Los créditos de inicio de esta serie, con sus sugerentes figuras de marfil blancas y negras, son toda una proposición de intenciones. El primer episodio, la primera escena, promete mucho. Intensidad, buena factura, excelente ambientación… y continua prometiendo hasta que la acción pasa de los barcos a tierra. Es en esta zona, en el dique seco, en la política colonial, en las intrigas de prostíbulo caribeño, donde esta serie hace aguas.

Lo mejor: el capitán Flint y su peculiar moralidad, las dinámicas de los marineros en alta mar, los personajes con profundidad, las escenas de acción, el agua salada que parece saltarte a la cara… Lo peor: demasiados capítulos de calma chicha, demasiadas tramas sin interés, demasiada política y, sobretodo, la rama británica de la historia de la segunda temporada. Toda la trama dónde se nos explica el pasado británico del capitán Flint es soporífera, cierto que el final está bien resuelto, con un buen giro de trama, pero no merece pasar por horas de martirio para llegar a él. Personalmente, esta segunda temporada descafeinada casi me hizo arrojar la toalla, pero por suerte, no lo hizo, la tercera vuelve a la esencia. Entra en juego la flota británica y las batallas navales entre el ejército y los bucaneros vuelven a ser intensas. Si a ello le añadimos los nuevos personajes, el listón de la serie a sube a un buen nivel. Sobretodo algunas escenas de factura impecable: véase el ataque al convoy del tesoro o la rotura del sitio inglés —no digo más para no desvelar nada a quien no la haya visto—. Si buscáis una serie similar a Vikingos pero pasada por agua caribeña, es una buena opción.

El efecto GoPro

Acabo de ver una secuencia de lucha espectacular en el tercer episodio de la segunda temporada de Daredevil. No es una serie redonda pero tiene sus momentos y este ha sido uno de ellos, ¿por qué? Por cómo han rodado la escena: un largo plano secuencia con un gran angular que no se aleja más allá de un metro del protagonista. El Diablo de la Cocina del Infierno repartiendo a diestro y siniestro contra una banda entera de Ángeles del Infierno mientras baja, piso a piso, por unas escaleras muy estrechas.

El efecto óptico es muy similar al de las populares cámaras GoPro de ópticas fijas y grandes ángulos pero a un nivel «pro» de verdad. Se trata del mismo efecto que utilizaba González Iñárritu en El Renacido.Me hace recordar el largo plano secuencia de Brian de Palma en Snake Eyes y me imagino a un experto operador de steadycam cargando con una pesada cámara de 35 mm. Ahora, los nuevos sistemas de estabilización junto a las cámaras digitales más reducidas –y mil cosas más que desconoceré– permiten que el operador sea un bailarín más de la escena de acción. La coreografía incluye a la cámara y ya no sabemos que es realidad y que efecto especial.

El efecto recuerda mucho al de los videojuegos en primera persona. Desde el lejano Wolfestein o el mítico Duke Nukem 3D, ya han crecido varias generaciones de consumidores multimedia con la mirada acostumbrada a los videos en primera persona –también en tercera persona, quien no recuerda el primer Tomb Raider–. Fruto de esta nueva mirada a la que nos hemos acostumbrado y de las nuevas posibilidades de grabación, nacen prductos como Hardcore Henry, la primera película grabada íntegramente en primera persona. No sé si será una película más de Serie B, pero es el más difícil todavía del efecto GoPro.

Todavía no sé si llamar a Saul

Los creadores de Breaking Bad tenían la presión del listón alto y, a la vez, la carta blanca del  éxito cosechado, cuando se pusieron manos a la obra con Better Call Saul. Se lo tomaron con calma, le dieron forma y parieron una primera temporada de ritmo desigual pero con un final que prometía una excelente segunda temporada. No nos engañemos, el éxito de Saul –­o más bien el de Jimmy McGill– está en sus trapicheos. Dedicarle un par de episodios a sus orígenes no está mal, pero lo que los espectadores querían ver –yo por lo menos– era como Saul conseguía salirse de  situaciones límite o como ayudaba a personajes egoístas y con pocas luces. Algún episodio de la primera temporada, como el de los gemelos contra Tuco Salamanca, responde a este esquema. La mayoría no. Al final de los primeros diez episodios –no explicaré cómo– nos imaginamos que Jimmy McGill ha abandonado su deseo de ser un «buen abogado» y que en los próximos diez veremos por fin a Saul, pero no ha sido así. El primer episodio de la segunda temporada es largo, lento y descorazonador: volvemos a lo mismo. El hermano de Jimmy sobra, la relación con Kim aburre y todo lo que sucede en el bufete de Hamlin & McGill es soporífero. Por suerte, las tramas del viejo Mike, su historia y los personajes con los que se relaciona –en especial, el informático– suben el nivel de la serie y nos insinúa en lo que se podría convertir si Jimmy perdiera sus escrúpulos de una vez. Pero hasta que el personaje de Bob Odenkirk no deje de llamarse Jimmy y adopte por fin el nombre de Saul, esta serie no será lo que tendría que haber sido desde un principio.

«The Jynx» contra «Making a Murderer»: dos enfoques de documentales seriados

Son dos de las series documentales sobre las que más se ha habló el año pasado. Las dos giran en torno a un caso criminal y la supuesta culpabilidad de sus sospechosos. Es difícil adelantar algo de la trama sin desvelar más de la cuenta… pero sólo decir que una es muy recomendable, consigue articular una historia y un final; y la otra se alarga en exceso y termina con un final tan abierto como decepcionante.

La primera, «The Jynx», nos narra en 6 episodios de 45 minutos la historia de un presunto asesino millonario y excéntrico y su relación con el director del documental. Nos enseña las tripas de la investigación: mezcla el making off con el propio documental, y está muy bien editado. Empieza con una anécdota y se desgrana en una trama con final sorpresa. Quizás se echa de menos un último episodio recapitulativo, pero se sostiene sobre unas bases sólidas.

Esa misma es la principal carencia de «Making a Murderer», su insolidez. En este caso el protagonista es un personaje marginal al que el sistema judicial acusa en falso (no adelanto nada que no se explique en los primeros diez minutos), justo al contrario del caso anterior. El millonario de «The Jynx» utiliza su posición y recursos para escapar de su presunta inculpación, mientras que el de «Making a Murderer» se presenta como una víctima del sistema judicial americano. En este último, durante los primeros cuatro episodios la trama engancha y se intuye un final. Los realizadores combinan imágenes de los juicios con el tratamiento de los medios y con entrevistas en exclusiva de padres y familiares. Testimonios directos de gran mérito, fruto de un trabajo de más de diez años.  Demasiado material acumulado que los realizadores no saben seleccionar y con el que montan más de diez horas de documental, difícil de seguir en algunos tramos y sin un final concluyente. Lo peor de todo es que durante todo el documental tan sólo asistimos al testimonio de la defensa, no nos dan los dos puntos de vista de la acusación y no aportan pruebas sólidas que argumenten su postura. Quizás se podría haber solucionado esta falsa subjetividad si los realizadores se hubieran convertido en un personaje más de la trama, como en «The Jynx», pero no es el caso.

Me surgen varias dudas: ¿un documental debe narrar una historia o limitarse a dar fe de unos hechos? ¿El realizador debe borrar sus huellas para buscar la máxima objetividad  o lo más sincero es incorporar en la historia su propia investigación? ¿Los documentales seriados están sobredimensionados? Seguramente sí, pero ¿qué serie de ficción no incluye de vez en cuando un episodio de relleno o recapitulativo?

¿Por qué hay que ver The Knick?

Lo primero que escuché de ella fue que Clive Owen protagonizaría una serie donde haría de médico drogadicto, lascivo y racista de principios de siglo XX. “Ya tenemos otro actor de cine que quiere ganar prestigio en televisión con un especie de “House” cambiada de época para que no se note el plagio”, pensé. Pues, no. El Doctor Thackery es drogadicto, lascivo y racista (aunque hace una excepción con las prostitutas orientales) pero su personaje no tiene nada que ver con el de Hugh Laurie. La serie se centra en los trabajadores del hospital The Knickerboxer, un centro real que existió en Harlem hasta 1979, y retrata con crudeza cómo se realizaba la medicina en aquellos años. Retrata a los cirujanos como una mezcla entre carnicero y carpintero. Sorprende la documentación médica de la producción: desde el libre uso de la cocaína como anestésico a lo “aséptico” de las operaciones (sin guantes y en espacios abiertos al público que quisiera asistir).

Otro aliciente para ver la serie lo encontramos en la dirección. El mismo Steven Soderbergh ha dirigido todos los episodios. Sí, todos, 10 por temporada. Porque lo normal en este tipo de producciones es que el director estrella dirija dos o tres episodios y ceda el testigo. Soderbergh no lo hace y le otorga un estilo propio a algunas escenas que magnifica el resultado. Ojo también a la banda sonora, con ritmos modernos combinados con una ambientación perfecta.

Por último, destacar también los personajes secundarios, encabezados por la enfermera Lucy (Eve Hewson) que, sin adelantar nada de la trama, brilla en la escena en que va a buscar a su casa al indispuesto doctor. Tan cruda y romántica como la serie.